1x06 Un lugar en el mundo (2ª parte)

Bueno, hola a todos. Se que ayer prometí que actualizaría por la tarde pero me fue imposible. Y debido a la insistencia de un Anónimo (gracias por dejar tu nombre xD) pues aquí os dejo con la segunda parte de Un lugar en el mundo. Que lo disfrutéis.

Me giré y él noto mi enfado.
-¡Eh!- me frenó- ¿Te pasa algo?
-Mira no se quien te has creído que soy, pero si piensas que me voy a liar contigo, estás mal de la cabeza.
-¡No! ¡Espera! ¿Por qué piensas eso?
-Hombre no se, tal vez porque "este es el lugar donde traigo a todas las tías con las que ligo".
-Oh. Bueno, no temas, no intentaré nada raro contigo.
Le miré con desconfianza.
-¿Puedo fiarme?
-Oh sí, claro- sonrió- Vamos.
Comenzamos a andar en dirección a la pasarela de madera.
-¿A cuántas chicas has traído aquí?- le pregunté en un intentó de meterme en su vida privada y así poder cotillear mejor.
-Bueno...- ¡oh! ¿Se lo estaba pensando?- puede que a unas 20.
-Ya y mi novio es Chace Crawford. Enzo, no soy tonta.
-Bueno vale, tal vez unas 12...
Seguí mirándole con desconfianza.
-¿Seguro?
-¡Bueno, vale está bien! Sólo a una.
Reí. ¿Significaba aquello que sólo e había liado con una chica en su vida?
-Uf, eso dista mucho de 20...
-Bueno, trataba de hacerme...
-El machito- le corté- Tranquilo no eres el úncio tío que lo intenta, créeme.
-¿Tienes mucha experiencia con los chicos?-¿perdón? Eso había sonada muy pero que muy mal. Y me lo notó en la cara- Oh, me refiero a si has tenido muchos novios.
¿A quien pretendía engañar yo? Hace unos segundos me había reído de Enzo por sólo haber tenido una novia (cosa que aún no estaba confirmada), pero yo tampoco le superaba mucho a decir verdad. En mi lista de amores solo aparecía Nikel (un lío de cuando tenía 13 años), y Yon.
-Bueno, unos cuantos. Pero ya no tengo. He decidido que no quiero volver a saber nada de los tíos -le noté incómodo- Bueno, es un decir.
Llegamos a la plataforma de madera.
-Bueno, pues hemos llegado.
-Y supongo que ahí- la señalé- es donde culmináis siempre vuestra historia de amor.
Enrojeció un poco. Enzo era tan, tan... tan distinto a todos los chicos que había conocido en mi vida.
¿Sería gay? La pinta la tenía, pero no me encaja en esta teoría lo de las chicas.
Caminamos en silencio hasta llegar al final de la plataforma. Nos sentamos en el borde.
-Y, ¿te gusta Virginia?
-Hombre, lo que vi de momento, esta bastante bien. Y la gente, también.
-¿Sabes? Eres la primera chica de mi edad que se muda a la casa de al lado. Siempre los que llegan son parejas de novios jóvenes o ricos solteros. Pero nunca había llegado nadie como tú...
Le brillaron los ojos. Sonreí.

Estuvimos unos 20 minutos charlando sobre nuestros intereses mientras remojábamos los pies en el agua.
De pronto, me acordé de la nota de mamá. ¡Dios mío, el camión de la mudanza!
-¡Oh mierda!- me levanté a toda prisa.
-¿Qué pasa?
-El camión de la mudanza. Llegaba esta mañana. Mi madre me dejó al cargo. ¡Mierda, mierda!
Me puse rápidamente las deportivas y corrí a toda prisa. Enzo tardó en alcanzarme.
-Bueno, tranquila, seguro que no se enfadará.
-Oh, no lo creo. Cuando te han expulsado del colegio dos veces, te han pillado fumando porros en tu cuarto, y te han pillado fugándote a media noche de casa, cualquier cosa hace que se enfurezcan.
-¿Cómo? Tú has hecho todo eso.
-Sí, he vivido mucho.
-Alma, tenemos la misma edad.
-Ya pero unos la viven más intensamente que otros.
Aquello pareció no gustarle, pero no había tiempo de pararse a pedir perdón.
Cuando llegamos a la altura de mi casa, pude divisar el gran camión de la mudanza.
No, la había vuelto a cagar.
-Oh, oh. Creo que ese es tu camión.
-Ojala fuese mío. Por lo menos podría darme a la fuga -me giré hacia él- Oye muchas gracias, y siento que todo haya acabado de esta forma. Nos vemos mañana. Gracias por enseñarme tu lugar en el mundo.
Se dirigió a su casa.
-De nada. ¡Ah, por cierto! El colegio no empieza hasta dentro de dos días. Bienvenida a Virginia, pringadilla.
¡Será capullo! Al final me había hecho quedar como la pringada de los dos. En fin, preparémonos para la bronca.
Caminé hacia casa. Había sido un buen comienzo de día. Lástima que se fuera a empeorar... ¡Maldita memoria!