Obvio Nen@!


jueves, 7 de abril de 2011

1X08 Terapia de choque

Bueno, hola a todos!! Bueno, antes de dejaros con el octavo capítulo de Let's make history, tengo algo que comunicaros: debido a los acontecimientos he de comunicaros que hace nada me acaban de llamar los productores de Gossip Girl para ofrecerme el puesto de la voz en off de la todopoderosa Reina Cotilla en la 5ª temporada de la serie, debido a la expectación que ha desencadenado este blog. Pero he decidido que no que ahora tengo mucho estrés y lo que menos me conviene es irme a Nueva York a participar en una serie.
No tenéis que darme las gracias :P
Bueno, lo dicho, que os dejo con "Terapia de choque". Luego nos vemos!!!



De repente, un temor me asaltó por sorpresa: ¿qué dirían mis padres cuando viesen aquello? No hacía falta ser muy lista para saber que no les iba a gustar.
¡Me da igual esta es mi habitación y eso que hay escrito en la pared es mi terapia de choque!
"¿Terapia de choque"?- preguntó mi "yo ángel".
"Sí, terapia de choque"- la respondí.
Había sido buena idea escribir lo de "sirena" en la pared. Aquello sería mi terapia de choque. Ver cada día esa palabra junto a mi cama, me haría recordar lo cabrón que había sido Yon conmigo, y por lo tanto el no perdonarle jamás.
"Eres una genio"- me dije.
"Ya lo sé"- me respondí a mi misma.

No salí de la habitación en ningún momento. La verdad no estaba el ambiente como para tentar mucho a la suerte.
Sin embargo, sentía la necesidad de hacer algo o me volvería loca.
Bueno sí, más loca de lo que ya estaba. Miré mi nuevo cuarto desde mi cama.
Ya lo había colocado todo: mis discos, había ordenado mi ropa en el armario, incluso me había atrevido a colgar un cuadro, que empezaba a ladearse hacia la izquierda.
Corrí a quitarlo antes de que se estampanara contra el suelo.
Lo dejé en el escritorio y encendí mi portátil. Me vendría bien conectarme un poco a Internet y meterme en MSN. Puede ser que ("no pienses en él, no pienses en él") alguien estuviese conectado.
"No es posible conectarse con Internet", fue lo que decía el letrero que me apareció en la pantalla.
"¡Oh, no!" -me dije.
Mi padre aún no me había entregado el aparato del Internet. Y tal y como estaban las cosas, dudaba mucho de que lo fuera a hacer.
Cerré la pantalla y me puse en pie.
De repente, sentí un ruido en la ventana. Me acerqué aver que pasaba y entonces una mano me agarró del brazo.
-¡AH! - grité.
Cogí mi hucha con forma de gato (muy bonita por cierto) y comencé a golpear aquella mano, tratando de que me soltara.
-¡Ay, para!- gritó una voz desde afuera. Una voz un tanto conocida.
No podía ser.
-¿Enzo?- pregunté inclinándome hacia el cristal.
Enzo se encontraba encaramado a una rama del árbol gigantesco que teníamos en el jardín y el cual daba, casualmente a mi habitación.
-Abre la ventana.
Obedecí su petición y entró de un salto en el cuarto.
-¿Se puede saber que haces?- pregunté dejando mi hucha en el escritorio.
-¿Qué? Quería verte.
-Si querías verme podrías haber llamado al timbre, no se, como alguien normal.
-Ya, pero así tiene más gracia. Aunque, casi me partes el brazo.
-¿Qué querías que hiciera? Me agarras como un loco el brazo, tratando de sacármelo del cuerpo.
Se paseó pro mi habitación embobado.
-Vaya, que cuarto más bonito.
-Si, vuelve en Halloween. Para entonces tendrá el encanto que le falta.
-Creo que acabaré acostumbrándome a esos comentarios tuyos tan ingeniosos.
-No son míos- mentí- los saco de un libro. Si quieres luego te lo dejo pero tienes que irte.
-¿Irme?
-Sí. ¿Sabes? Estoy castigada y no creo que a mis padres les haga mucha gracia encontrarse a un chico que no conocen en la habitación de su hija.
-Oh, vamos. No haré ruido.
-No. Enzo vete. Ya me has metido en un lío y no quiero que me metas en otro.
-Oye, que estés castigada no es culpa mía.
-No lo estaría si no me hubieras llevado a "tu lugar en el mundo".
Y que sea la última vez que entras en mi habitación saltando de un árbol. Cualquier día puedo estar desnuda, ¿sabes?
-Mm, no me gustaría perdérmelo.
-¡Oh, vamos! - le empujé hacia la ventana, pero de repente la voz de mi madre resonó desde detrás de la puerta.
-Alma, necesito pasar un momento. Abre la puerta.
-Mierda- susurré.- ¿Y ahora qué?
-Preséntamela.
-¿Estas loco o qué? Venga corre, escóndete.
-¿Que me esconda?
-Enzo, haz lo que te digo- de pronto reparé en el armario- Al armario.
-¿Qué? Oh Alma, estás loca si piensas que me voy a meter en tu armario...

Cerré la puerta de un golpe y corrí a abrir la puerta.
Mi madre esperaba tras ella con un gran vaso de zumo de melocotón (mi preferido) y un croissan.
Pasó al interior, dejando la bandeja en el escritorio.
"Que no la de por revisar el armario"- rogué.
-¿Y eso?- preguntó mi madre señalando la pintada.
-Oh, es... Mi terapia de choque.

1 comentario:

Anónimo dijo...

juanma publica otro fragm pliss