1X011 Mala idea (1ª parte)

Bueno!!! Hola holita vecinitos!!! ¿Qué tal andais? Yo hoy vengo para dejaros con un nuevo capítulo de Let's make history, pero antes Paola me ha pedido que os comunique que va a estar ausente un par de días debido a una reducción de pecho a la que se va a someter. Así que, mucho ánimo Padolas!!!

Y dicho esto, a por el capítulo número 11!!

No comprendía nada. ¿Que hacía aquella caja de pastillas medio vacía en mi armario? ¿Quién las había dejado allí?
Entonces recordé. ¡Enzo! Pues claro, él se había metido en mi armario y se le debieron de haber caído.
¿Y para qué querría Enzo aquello? Comencé a preocuparme por él.

El atuendo elegido para aquella noche era: una camisa rosa, un pantalón ajustado blanco, un cinturón a juego y mis zapatos color crema de tacón.
De tacón de 15 cm.
Mi madre me llamó cuando estaba terminando de maquillarme.
Por alguna extraña razón sobrenatural, la raya del ojo no acababa de salirme del todo recta.
-¡Ya voy mamá!- respondí a su quinta llamada.
Cuando por fin terminé de hacerme la raya, cogí mi botecito de perfume y esparcí unas gotas por mi cuellos mis brazos y, un truquito mío, por el canalillo.
Bajé con paso lento, para no matarme con los tacones más que nada.
Llevaba en mi bolso la caja de pastillas de Enzo. Lo mejor sería devolvérselas y preguntarle que para qué las necesitaba.
Observé de arriba abajo a mi hermana.
Llevaba una camiseta corta (digo corta porque no la cubría ni el ombligo), una minifalda, con unos leggins debajo y.. ¡Oh!! ¡Mis Converse rosas!
-¿Quién te ha dado permiso para cogerme mis zapatillas?
-Oh, nadie. Somos hermanas, hay que compartir- volvió a sonreír de forma estúpida. No, no, no la aguantaba.
Mi madre salió de la cocina. Ha decir verdad iba bastante guapa con su vestido largo de noche y un recogido estilo oriental que se había hecho.
-Te queda muy bien eso que te has hecho en el pelo.
-Oh, es un moño de geisha.
-Ah...- dije sin comprender muy bien a lo que se refería.
Salimos al exterior y comprobé que los padres de Enzo, y el propio Enzo, se encontraban ya frente la fachada de la casa.
Hice una mueca al recordar que teníamos que fingir que no nos conocíamos.
Nos acercamos a ellos. Me sorprendió la madre de Enzo. Era bastante joven y llevaba el pelo de un color como anaranjado.
Todos se saludaron y llegó el momento de fingir que no nos conocíamos.
-Alma, este es mi hijo Enzo. Tiene tu misma edad.
Enzo fue a inclinarse para besarme en la mejilla, pero de pronto mi hermana se interpuso entre él y yo.
-Ho-hola. Yo soy Ashley, su hermana. Como verás yo soy la guapa, así que dame los dos besos a mí.
¿Hola? Ya estaba Zokey tratando de ser el centro de atención.
Aunque aquella vez era distinto. Había tartamudeado al hablar con Enzo y pude comprobar que estaba roja.
¡OH dios mío! ¡A Zokey le gustaba Enzo!
La aparté de un manotazo y dije:
-No la hagas caso, tragó fluidos intestinales al nacer.
Enzo río y me dio dos besos.
-Encantado de conocerte- mintió.
Emprendimos el camino. Zokey nada más que sabía interrumpir nuestra conversación, por lo que cuando estuve harta, puse en marcha mi "Plan B".
Encendí mi móvil y marqué el número de la mejor amiga de Zokey: Michelle.
Su irritante voz contestó al otro lado.
-¿Michelle? Hola soy Alma. Dice mi hermana que la llames. Ella se ha quedado sin saldo y necesita hablar contigo.
Colgué el móvil y en cuestión de segundos, el de Zokey sonó.
Al comprobar que era Michelle, adelantó el paso y nos dejó solos.
-Lo siento, es la única manera de quitármela de encima.
-¿Has sido tú?
-Claro, y deberías agradecérmelo.
Se inclinó para besarme pero le puse un dedo sobre sus finos labios.
-¡Eh, eh, eh! Creí que ya habíamos zanjado el tema.
-Oh, sí, perdón.
Abrí mi bolso y le entregué la caja de pastillas.
-Toma, encontré esto en mi armario. Creo que son tuyas.
Enzo miró con nerviosismo la caja y me la arrebató con fuerza de las manos.
-Sí, es mía.- se la guardó rápidamente en e bolsillo.
Le miré extrañada.
-Oye, ¿te pasa algo?
-No, no pasa nada.
Noté que empezaba a respirar más de la cuenta.
-Ok, relájate.
Era extraño. Muy extraño.
Nos pasamos el camino hablando de los estudios y nuestros gustos musicales.
Cuando quisimos darnos cuenta, nuestros padres iban muy por delante de nosotros.
-Oh, creo que nos dejaron atrás. Venga, te hecho una carrera.
-No, prefiero no hacerlo.
-¿Tienes miedo de que te gane una chica?
-No, no es eso.
-Oh, vamos, será divertido. ¡Uno, dos y tres!
Salí corriendo sin preocuparme de él. Sólo pude recorrer medio trayecto cuando me di cuenta de que él no me seguía.
Miré hacia atrás. Enzo se encontraba de pie, y mirando al suelo.
Me acerqué corriendo hacia él.
-Oye, ¿qué te ocurre?
Estaba pálido, mucho más de lo normal.
Parecía un esqueleto parado en mitad del camino.
-Te dije que no era buena idea.
Comenzó a tambalearse y de pronto cayó al suelo.
Miré perpleja la escena.
-Enzo.. Enzo.. ¡ENZO!-me agaché corriendo y le cogí la cara. No reaccionaba.- ¡MAMÁ, PAPÁ! ¡EH!-Le miré- !No, no! Vamos, Enzo, hazlo por mí. No tiene gracia.
Sentía una sensación en mi interior que comenzaba a expandirse por todo mi cuerpo: el dolor.
Mis lágrimas pronto, salieron de mis ojos.
Le miré una vez más. No podía ser.
Se había ido.

CONTINUARÁ...