Hola bloggerooooos! que tal? bueno, disculpad la ausencia de ayer, tuve un concierto muuuuy especial, que luego os cuento en otra entrada. Pero bueno, aquí os dejo el siguiente capítulo de la historia, espero que os guste... un besito plebezuelos :)
CAPÍTULO 6. UN NO SÉ QUÉ, QUE, ¿QUÉ SÉ YO?
-¡Vaya zorra! –pienso en voz alta, sin dejar de mirar la pantalla. Qué fuerte, pobre Erik, ha debido pasarlo tan mal… se le ve enamorado, él no se merece algo así, sino algo mejor. Lo mejor. Intuyo que es un buen chico, que es especial. Lo siento en el estómago. Tiene algo… un no sé qué, que, ¿qué sé yo?... yo que sé. Vuelvo a mirar la pantalla. Su relato continúa.
*Erikx7 dice: pues eso, era ella. Continué viendo las fotos y vi algunas más de ese estilo. Con tres chicos diferentes.
*Hanna dice: ¡¿QUÉ?! ¿Con tres tíos? Puff, que asco de tía.
*Erikx7 dice: eso mismo. Uno de los chicos era el tal Eloy ese, como te he dicho, con lo cual, ya te imaginas el “trabajo” que estaba haciendo en ese momento.
¿Cómo se puede ser así? Eso es no tener sentimientos por nada ni por nadie… porque si se quiere, no se engaña… y mucho menos así. Pero bueno, estoy segura que, al final, él será feliz. Se lo merece, no tengo la menor duda.
*Hanna dice: joder Erik… lo siento mucho, de verdad.
¿Cuántas veces habré oído esa frase? “lo siento mucho”. Todo el mundo lo siente, todos sienten pena por mí, pero nadie puede entenderme.
*Hanna dice: Yo… puedo entenderte. A mí me pasó algo parecido. Pero yo fui estúpida, y caí de nuevo. Tú no lo seas… no caigas de nuevo con ella. No lo mereces.
*Erikx7 dice: no lo haré, confía en mí. Ahora, voy a terminar de contarte la historia.
(FLASHBACK)
No he podido dormir en toda la noche pensando en esas fotos. Anoche me llamó, pero no le respondí el teléfono. No podía hablar con ella. Las lágrimas caían por mis mejillas, rajando mi alma que se desangraba por momentos. Ahora vuelven a hacerlo. Parecen no tener fin. Mi hermana asoma la cabeza por la puerta.
-¡Hola! –viene sonriendo hasta que ve mis ojos. Su semblante cambia inmediatamente.- ¡Erik! ¿Qué pasa? –se acerca a mí y me abraza, con fuerza. Me hundo en su hombro, llorando.- ¿Qué ha pasado?
Suelto su abrazo y, sin hablar, secándome las lágrimas con la manga del pijama, le señalo la pantalla del ordenador, donde permanecen abiertas las fotos más comprometedoras. Isa se acerca, las observa, las analiza atentamente. Finalmente se da la vuelta. Veo odio en su mirada.
-hija de puta… -se acerca y vuelve a abrazarme, con más fuerza aun- la mato… te juro que la mato. –esbozo una pequeña sonrisa, apenas apreciable.
-tranquila rubia… que yo me encargo –la miro a los ojos, me limpio los ojos y sonrío. Cojo mi ropa y me voy al baño a vestirme. Me miro en el espejo, y, una vez más, la misma frase vuelve a mi cabeza. ¿Qué he hecho mal? Me lavo la cara, intentando arrancar los restos de lágrimas de ella. Y sí, superficialmente lo consigo, mas, en mi interior, esas lágrimas no desaparecerán. No en mucho tiempo. Me pongo la ropa limpia, y echo el pijama al cesto de la ropa. Salgo del baño. No desayuno, no tengo hambre hoy. Me acerco a mi hermana por detrás y le doy un beso de agradecimiento. Y no nos hace falta hablar, nos entendemos con una sola mirada.
Salgo de casa, poniéndome la bufanda, y camino hacia su casa. Voy a buscarla, como siempre, pero hoy no vamos al instituto. Llego a su puerta y me enciendo un cigarro, esperando a que salga, y dándole vueltas a esas palabras que en breves minutos pronunciaré. Y se me nublan los ojos. No. Pienso en otra cosa, no puede verme llorar. El sonido de las llaves me saca de mis pensamientos. Tiro el cigarro y lo piso con mi deportiva. Me mira y sonríe. Se acerca, y yo le correspondo con una mirada gélida. Me abraza por el cuello, e intenta besarme. Yo giro la cara.
-Erik, ¿qué te pasa? –me mira extrañada ante mi actitud.
-nada, vamos. –meto las manos en los bolsillos, evitando así su contacto. El trayecto se hace eterno, y un silencio hiriente, cortante, quema el ambiente. Llegamos al cruce del instituto, y me decido a hablar.
-no, hoy no vamos a clase. Ven. –comienzo a andar hacia un pequeño descampado, detrás de una urbanización. A paso tranquilo, oyendo sus gritos, sus críticas, y sin mirar atrás. Llego al descampado y me siento en una roca plana. A los pocos segundos aparece ella.
-¿se puede saber qué te pasa hoy? Estás rarísimo, Erik, y no me digas que no.
Evito su mirada. No puedo mirarla. Exhalo un largo suspiro, y trago saliva. Llegó el momento de decir todo eso, esas palabras que me rompen las entrañas.
-Noe, se acabó. –sus ojos se agrandan por la impresión.
-¿Qué? ¿Cómo que se acabó? Estás de broma, ¿no?
-No, no estoy de broma, estoy hablando completamente en serio. Está decidido y no voy a cambiar de opinión. –veo como empieza a llorar. No, no puedo… mas, tengo que ser fuerte, no puede verme llorar, no lo merece.
-no… no Erik, por favor… yo te quiero… no puedes dejarme… -intento mantener la calma, la frialdad.
-No hay nada más que hablar –me levanto con intención de irme-
-¿No hay nada que hablar? Me dejas así, sin explicación, y dices que no hay nada que hablar. Creo que me merezco que me lo expliques.
Ahí ya no paso… acaba de meter el dedo en la llaga.
-que, ¿te lo mereces? –rio fríamente- no te mereces una mierda, Noemi. ¿Creías que no me iba a enterar? –Mi sonrisa gélida cambia su cara- ¿Pensabas que ibas a poder zorrear a tus anchas sin que me diera cuenta? Porque eso es lo que eres, Noemi, una zorra. –se levanta también y se coloca frente a mí.
-¿De qué estás hablando? –Noto como palidece por momentos-
-Venga, no te hagas ahora la loca, he visto las fotos. –sonrío frívolamente- Eloy, Ramón, Juanma… ¿Alguno más con el que no te hicieran foto?
-Erik… por favor… escúchame
-No quiero escucharte, Noemi, no creo que tenga nada que oír de tu boca –veo como las lágrimas comienzan a descender por sus mejillas, cayendo después al suelo.
-No sé por qué lo hice… Había bebido mucho, y… -vuelvo a reír, interrumpiéndola.-
-Definitivamente, tú te crees que soy estúpido, ¿no? Ayer, en casa de Eloy, ¿también ibas borracha? Sé perfectamente que no fuiste a hacer ningún trabajo, como intentó cubrirte Pilar. –una chispa de rabia se ilumina en mis ojos, hasta el momento gélidos- Se acabó, Noemi. –Acerco mi mano a la roca plana que, unos segundos antes me había servido como asiento, y deposito en ella una pulsera. Esa pulsera que me regaló hace casi cinco meses, en nuestro aniversario. Esa pulsera con su nombre y el mío grabados en plata. Esa pulsera que no me quitaba desde el momento que la vi.
-Adiós – añado mientras me alejo, caminando. Una leve sonrisa apacigua mi rostro. Me he quitado un gran peso de encima, aunque sé que la herida tardará en cerrar. Tardará mucho en cerrar.
(FIN FLASHBACK)