Hola bloggeros!!! que tal andamos por aqui?
Lo primero, que lo siento mucho mucho por aparecer tan poquito por este espacio, pero ya sabeis que estamos SUPER ESTRESADOS! Pero bueno, ya queda muy poco para que todo vuelva a la normalidad!
Lo primero que debo comentar es algo que ya dijo Juanma, pero que no puedo dejar de escribir: HEMOS APROBADO!!! Estamos super contentos, y tanto esfuerzo durante el curso, ha valido la pena! Ahora sólo nos queda estudiar un poco más para la selectividad, y sacar la nota que necesitamos para lograr estudiar lo que más nos gusta a ambos!
Bueno, a lo que venía, como ya ha hecho Manolín, quiero hacer una buena crónica del gran día que vivimos el viernes, y como él ha hablado de la orla (yo también hablaré más adelante) yo quería hacer una pequeña crónica del estreno de nuestra obra de teatro, "Cuatro corazones con freno y marcha atrás". ¡Que lo disfrutéis!
Mis días anteriores habían sido de auténtica locura: fiesta, comuniones, más fiesta, más comuniones, la llegada de mi gran amiga Alicia de Sevilla.. bueno, un subidón de cosas! Continúo, la cuestión es que tuve que madrugar, pues los últimos ensayos de la función nos esperaban. Sí, bloggeros, sí, el viernes, además de la orla, estrenamos la obra de teatro que llevábamos ensayando durante todo el curso, "Cuatro corazones con freno y marcha atrás". Llegué al instituto, y ahí estábamos, en la puerta del salón de actos, todos ya algo nerviosos, pues estrenábamos en el teatro de nuestra ciudad, un escenario no conocido para nosotros, y que apenas íbamos a tener tiempo de probar. Comenzó el ensayo, y, las vibraciones eran buenas. Había pequeños errores, pero nada que no se pudiera solucionar. Cuando terminamos de ensayar, aun faltaban unos minutos para poder partir hacia el teatro, y ahí si se empezaban a palpar los nervios. Por fin, iniciamos la marcha, y caminando nos dirigíamos hacia el teatro Federico García Lorca, cargados de ilusiones, nervios y sobretodo, muchas, muchísimas ganas de pasarlo bien. Llegamos, y comenzó la locura. Carreras, prisas en los camerinos, nervios a flor de piel, suertes, últimos repasos del guión y muchísimas ganas de salir a disfrutar sobre el escenario. Cuando el público comenzó a entrar, las sonrisas nerviosas eran parte del decorado de nuestros rostros. La obra estaba a punto de comenzar, y, al fin, llegó ese momento.
Cuando comenzó el primer acto, los actores que no estábamos en escena contemplábamos el principio de la obra desde los entresijos del teatro, rezando en los puntos claves para que saliera bien. ¡Y salió mejor que bien! El primer acto fue un éxito completo, y, nada más caer el telón, el escenario se inundó de carreras, para cambiar el decorado en apenas segundos, preparándolo para la continuación de nuestra obra. Mientras, los protagonistas efectuaban su veloz cambio de vestuario, para salir a dar la introducción del tercer acto, con ese tijeretazo que dimos al segundo. Una vez estuvo cambiado el decorado, y antes de continuar al obra, los actores del primer acto preguntaban que tal había estado su actuación, aunque todos sabíamos que la cosa iba muy, pero que muy bien. Yo, desde mi punto de vista personal, comenzaba a ponerme más y más nerviosa, pues se acercaba mi momento de entrar en escena. Los segundos antes de abrir el telón, detrás del cual estaba yo, se hicieron eternos, pero finalmente, ocurrió. Llegó el momento de disfrutar, y ya ves que si lo hice. Disfruté como una niña pequeña sobre ese escenario, y creo que todos mis compañeros de reparto pueden decir lo mismo.
Sí, la obra fue un éxito, como pudimos comprobar nada más cerrarse el telón, con el grito al unísono de alegría que dimos todos, pero eso no fue lo más importante. Lo importante fueron las sensaciones que tuvimos encima de ese escenario, metiéndonos cada uno en nuestro papel, que en ningún caso se parecían en nada a nuestra vida real. Lo importante fue la alegría con la que salimos del teatro, y las ganas de repetir función, repetir nervios, repetir risas. Las ganas de que llegue el viernes que viene, día de nuestra próxima actuación.
No podía terminar esta entrada sin dar las GRACIAS, con mayúsculas, a ese pedazo de grupo que formamos la "compañía" de teatro del instituto. Gracias a todos por formar ese gran equipo, desde los actores al equipo de vestuario, sonido o iluminación. Por supuesto, gracias a Emilio por dirigirnos y hacer que nos pusiéramos las pilas en los momentos críticos.
Gracias a todos, chicos, nos vemos el viernes, donde, de nuevo, se abrirá el telón.
Besitos, y hasta que volvamos a leernos (K)
1 comentario:
como diría Ricardo... Inspiradísimo!!!
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